martes, 18 de diciembre de 2012


LO BUENO Y LO MALO DE LA UNIÓN BANCARIA ACORDADA

 

Pasada casi una semana del acuerdo para avanzar hacia la unión bancaria europea se puede analizar más fríamente su contenido, fuera de una presión informativa en que, como la noticia mata no pocas veces la información, no caben matices y las valoraciones se mueven entre los extremos de bueno a malo sin paliativos.

Y sin embargo en lo acordado, prevalecen los matices sobre la brocha gorda. Es obvio que entre que no se produzca ningún avance y un modelo imperfecto, mejor lo segundo.

Pero lo acordado es muy insuficiente, tanto porque, una vez más, prevalece el sector financiero sobre la unión económica y fiscal y sobre los planes de estímulo, como porque las entidades sujetas obligatoriamente a supervisión se adaptan -pret a porter- a los intereses de un país.

Es de destacar que a los pocos días del certificado de defunción del modelo de cajas de ahorro en España, la norma se adapte para la protección de las cajas alemanas. Unos las hemos matado y otros las siguen protegiendo, sin duda porque consideran que estas entidades, que en Alemania representan el 60% de la actividad financiera, son un elemento de equilibrio frente a una banca privada, difícilmente controlable. Además se trata de entidades "públicas" regionales que muestran que el estado federal descentralizado no necesariamente es el desastre que aquí nos hemos empeñado en mostrar.

Pero el problema no es que la norma se adapte a los intereses alemanes, sino la repercusión que esto tiene para el conjunto de la Unión.  Ya que, de un lado, pone en evidencia que la soberanía de los ciudadanos alemanes es "más soberana" que la de otros ciudadanos de la Unión Europea.

Al mismo tiempo, el empeño por preservar a estas entidades de los mecanismos de supervisión da que pensar sobre el porqué a unas entidades -las españolas- las hemos abierto en canal hace tiempo y a otras no se podrá ni mirarlas. O lo que es lo mismo, que unas por la potencia política y económica de sus países se les permitirá guardar la basura bajo la alfombra, a la espera de ir barriéndola poco a poco, en tanto en otras se ha convertido en basura hasta lo que no lo era.

La asimetría de estos tratamientos es un síntoma de desigualdad preocupante para la construcción de la Unión. La negativa a la transparencia de estas entidades también lo es.

Lo más ilustrativo es que pone en evidencia la importancia de la política y el ejercicio del poder en la actividad económica. Algo que pone en entredicho los paradigmas ultra liberales, incluida la puesta en cuestión de todo lo público, singularmente los de unos ultraconservadores españoles, que son capaces de poner a caldo en España a los que defienden la necesidad de una banca pública, como equilibrio del oligopolio financiero privado, y con el mismo entusiasmo defienden este modelo de unión bancaria, que protege a las entidades financieras públicas en Alemania. O no saben de lo que se trata o simplemente apoyan sin rechistar, porque piensan que es lo que hay que hacer lo que dicen "los suyos" políticamente sin pensarlo.

La unión es un avance porque incluye supervisión y fondo de garantía comunes, pero es limitado, porque no cubre a todo el sector y lento porque se aplaza a 2014.

El problema es que este avance no será efectivo en términos de construcción europea, si no se avanza simultáneamente en unión fiscal, en políticas económicas comunes, en deuda soberana compartida. De lo contrario, es probable que los ahorradores esten algo más protegidos, pero a costa de la gran mayoría de las familias que no pueden ahorrar.

E incluso en el ahorro habrá diferencias entre países, porque en unos se seguirán pagando tipos de interés por su deudas soberanas superiores al 5% y en otros del 2. Y esa diferencia de tres o más puntos, representan miles de millones de euros al año que lastran las cuentas públicas y reducen prestaciones sociales que hunden aún más en la pobreza a millones de personas.    

Por eso valorar el avance sí, pero ser conscientes de su fragilidad también. Porque si nos quedamos en eso, la construcción europea no sólo no avanzará, sino que más tarde o temprano retrocederá.
 

Andrés Gómez

No hay comentarios:

Publicar un comentario